El Salmón y la trucha que ha salido al mar, gracias a los pigmentos carotenoides que acumulan por comer crustáceos marinos, desarrollan aromas frutales y florales, y una distintiva nota familiar (debida a un anillo de carbono que contiene oxígeno).
El atún, la caballa y sus parientes tienen un aroma similar al de la carne de vaca.
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